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Cinco generaciones de directores, quienes siempre han sido propietarios de Le Rosey, han sido el motor para dirigir una institución educacional única, que brinde a sus estudiantes el más alto nivel de educación internacional.
A pesar de que Le Rosey se encuentra fervientemente apegada a sus tradiciones y estándares de disciplina y educación, la escuela siempre ha estado a la vanguardia en innovación y avances pedagógicos. Especialmente en las áreas de enseñanza del lenguaje, biculturalidad, desarrollo personal y la integración del arte y el deporte en la vida diaria; así como en los valores y la motivación educativa.
La historia y tradición de Le Rosey data de 1880 cuando Paul Carnal compró una atractiva propiedad, cuya falta de mantenimiento no mermaba la gran belleza del lugar. Heredando la dirección posteriormente a su hijo Henri, quien en 1912 con ayuda de su esposa norteamericana toma las riendas del colegio, iniciando así la reputación del mismo, mientras que atraían estudiantes provenientes de todo el mundo. Cuatro años después, el matrimonio fundó las instalaciones invernales de Gstaad, un extraordinario campus en las montañas, que hasta el día de hoy alberga a los alumnos desde enero a marzo.
Parte del legado histórico de Le Rousey es haber conservado sus puertas abiertas para recibir alumnos provenientes de diferentes países y no frenar su educación, durante el transcurso de la Segunda Guerra Mundial.
Es en 1946 cuando la tercera generación de directores Louis Johannot y Helen Schaub moderniza los campus, fortalecen los estándares académicos y elevan a Le Rosey al más alto nivel de reconocimiento entre los internados europeos. Dando una cálida bienvenida en 1967 a su primera generación de mujeres, decisión que resultó un éxito rotundo.
Durante 1980, en el marco de su centésimo aniversario, Le Rosey da la bienvenida a su cuarta generación de directores Anne y Philippe Gudin, quienes toman la batuta para llevar a la institución al siglo XXI. Se refuerzan y mejoran los programas académicos, se mejoran las instalaciones y se desarrollan los principios de la educación holística. Como ejemplo, en el 2014, Le Rosey abrió las puertas del extraordinario edificio Paul & Henri Carnal Hall al servicio de las artes, la cultura y la educación.
En el 2015, Christophe Gudin, exalumno de Le Rosey, se convirtió en el quinto director general de Le Rosey, bajo la fiel consigna de conservar el espíritu de grandeza y tradición distintivas de la institución, con los avances necesarios para que Le Rosey y sus estudiantes enfrentaran los retos de la innovación cotidiana.
Si deseas brindarles a tus hijos la mejor experiencia educativa y vivencial, visita su sitio y conoce todas las oportunidades de vida que Le Rosey ofrece para su comunidad.
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LeRosey.ch