Serioshka Hellmund, el arte como práctica espiritual

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Es 1968 y entre los conflictos estudiantiles en el mundo y la cercanía a los juegos olímpicos en México, en un año que comenzó con una nevada atípica en la ciudad de México y termina con el dolor de la matanza estudiantil en Tlatelolco y la alegría de la fiesta olímpica… en ese año, en Abril, yo nací, cómo tantísimos otros… con total desconocimiento de todo aquello que pasaba a mi alrededor y de los designios de los astros, de la política, de la sociedad y de la geografía que eventualmente, quizá, me llevaron por derroteros totalmente inesperados.

Y es así en donde, en medio de las expectativas de mis padres de que mi carrera profesional fuera el derecho, un exitoso paso por la UNAM, absorta con las cátedras del maestro Burgoa y con la nariz metida en un libro de Ortega y Gasset, yo doy un giro de 180 grados y tímidamente me formo en la fila de servicios escolares de la ENAP, ahora FAD, buscando una inscripción y dando el primer paso de un sendero tortuoso y fantástico, doloroso y maravilloso del arte.

Aprendí a moverme más allá de una escuela de curas o monjas, y aprendí a no ruborizarme al pintar una modelo desnuda, aprendí el manejo del óleo y la adictiva costumbre del arte. Comencé a ver los espacios entre las formas, a entender la perspectiva, a enamorarme de las grandes obras, a conmoverme hasta las lágrimas frente a un cuadro, cuando el tiempo deja de existir y el corazón se convierte en una masa adolorida, cuando el roce de la belleza es tan profundo que el corazón, que no tiene receptores al dolor, te hace doblarte y cruzar los brazos tratando de protegerlo de ese golpe, de ese suspiro que es un huracán, de ese susurro que ya no me dejaría jamás… pasara lo que pasara.

54 años después, sigo aquí. Con exposiciones en los 5 continentes, estudios en Italia, Sudáfrica, España, México. He dado clases, participado en bienales, estudiado y escrito. Vivo el arte como una práctica espiritual, a veces me desvío del camino, pero este es un camino suficientemente ancho para creerme perdida y suficientemente angosto, para que no lo esté.

The opposite of war is not peace. It’s creation.

Serioushka Hellmund 2021

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Serioshka Hellmund.

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