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Cuando dos genios creativos como John Galliano y Christian Louboutin se dan la mano, no hay lugar para lo predecible. La nueva colaboración entre Maison Margiela y Louboutin es cualquier cosa menos eso: no es solo una colección cápsula de zapatos, es un statement visual que une lo más reconocible de ambas casas en una conversación profundamente artística (y fetichista) sobre lo que llevamos en los pies.


Por un lado, las icónicas Tabi de Margiela, con su puntera partida que ha causado amor y horror desde 1988. Por el otro, las suelas rojas más deseadas del planeta, que desde hace décadas llevan el sello inconfundible de Louboutin. Juntas, esas dos identidades crean algo inesperado: tacones que se sienten como un guiño entre cómplices. Tabi con red y strass. Sandalias que parecen deconstruidas a propósito. Botas que parecen haber sido rasgadas por un impulso artístico. Todo es teatral, sensual y un poco desconcertante. En el mejor sentido.

La colección está dividida en dos líneas: Maison Margiela by Christian Louboutin y Christian Louboutin by Maison Margiela. Cada una propone una fusión distinta de sus lenguajes. Hay zapatos que parecen recién salidos de un desfile de alta costura pero listos para pisar el asfalto con fuerza.

Las Bridiela Una Strass, por ejemplo, son como una versión glam de una novia Tabi con strass y malla translúcida. Las Loubiella toman una silueta clásica de Louboutin, pero la retuercen como si Galliano hubiera tenido un déjà vu barroco. Las Marlougiela, unas ballerinas alargadas, son el balletcore en esteroides.



Pero si creías que eso era todo, espera a ver las Bilougiela 25 o las Xrismarteen. Aquí Margiela toma el control. La técnica décortiqué (sí, esa donde todo se ve medio roto, pero en realidad está perfectamente pensado) deja al descubierto la estructura del zapato como si fuera una escultura inacabada. El cuero cuelga como cintas, el forro aparece como si fuera un secreto mal guardado y, sin embargo, todo está en su sitio. Un caos elegante. Un desastre encantador.

Y claro, la suela roja está presente como firma innegociable.
Esta colaboración no solo propone nuevos zapatos. Propone nuevas formas de ver el lujo, de entender la artesanía y de abrazar lo extraño como algo exquisito. Porque al final del día, ¿qué es más sexy que un par de Tabis con suela roja?
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Statement, Alan González S. ©