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Musalán nació en Caucasia, aunque casi toda su vida desde adolescente transcurrió en Medellín y fue entre estos dos lugares colombianos que él se formó. Sus inicios en la pintura fueron gracias a su madre y a la necesidad de entretenerse en su infancia, al ser el único niño en casa.
Nacer dónde y cómo es la más hermosa de las circunstancias. Después descubrí la pintura por sincronicidad y hoy vivo para pintar y pinto para ser y estar”.
Musalan.
El talentoso colombiano elige alejarse del título de artista y prefiere referirse asimismo como una persona que pinta, ya que considera que autodenominarse artista resulta pretencioso. Para él ya todo está creado y sólo existe un creador, sin embargo, él se asume como recreador, ya que en su lienzo recrea aquello que ya existe.
El arte llegó a su vida por impulso propio y deseo de su madre, quien obstinada por alejarlo de los llamados Gamines, o vaguitos como los conocemos en México, y ante la falta de opciones de entretenimiento, sentarse en una silla a dibujar era el escape del joven talento. Con una mente inquieta, confianza y deseos de ver el mundo, Musalán dejó su casa a los catorce años y encontró su primer hogar adoptivo a corta edad.
El color, maleable y suave, se entrega a la armoniosa dirección de la batuta del pincel sobre el lienzo complaciente”.
Musalan.
El talento de Musalán fue recibido con éxito en el mundo ecuestre, gracias a su innegable talento para pintar caballos. Esto gracias a la inspiración de grandes personalidades como Avelina Lesper, quien en un artículo mencionó que el arte moderno carece de dos cosas: escuela y creatividad. Y si algo tenía de sobra era escuela, “yo pintaba mis caballos pelo por pelo y contaba con mucha academia y esto me hizo darme cuenta que más allá de eso no ofrecía nada y fue entonces cuando comencé a hacer arte más conceptual. También entendí que el arte debe ser útil. Esto desató un caos en mi interior en el que empecé a trabajar en forma más conceptual sobre el equilibrio. He tenido fama de ser muy extremista, he pasado por varios procesos para llegar a este momento y en todos esos cambios viví una pelea interior en la que llegué a la conclusión de no considerarme artista pues yo pinto para mi. Yo necesito pintar. No necesito estar en exposiciones, aunque valoro compartir mi trabajo y conocer a personas que me animan a hacerlo.
Cuando empezó a pintar, Musalán pintaba camiones, carros, Transformers y cosas de metal. Su primera comisión fue a solicitud de una prima, quien le pidió que le dibujara a Blanca Nieves y sus siete enanos, de ahí llegaron las primeras carteleras pagadas, quienes a su corta edad le enseñaron al talento colombiano que la pintura podría ser su forma de vida. Ante la falta de estímulo y apoyo de su familia, Musalán tomó la valiente decisión de dejar atrás su hogar y encontrar su propio camino.
A sus casi cincuenta años y con mucha experiencia de vida, Musalán se reconoce como alguien muy afortunado. Él ha aprendido que la vida te va dando todo, e inspirado en la sabiduría de su madre, quien le repetía «Empieza a tejer tu red, que Dios te va a proporcionar el hilo que te haga falta”. Reflexiona en las palabras de su hermana mayor, quien solía decir que su mamá no lo crió sino que lo amaestró. Y en cierta forma reconoce que así fue. Ella me preparó para salir a la calle y jamás pasar hambre o necesidad. Aún en mi época de estudiante en Bellas Artes, me tocó comer sólo pan por algún tiempo, pero como tal, nunca he sufrido por hambre. Siempre me ha gustado trabajar y hacer bien las cosas. Nunca me ha ido mal en la vida.
La cadencia de la batuta del pincel guía esta danza cromática, creando un espectáculo visual donde los colores se entrelazan en una sinfonía de creatividad y expresión artística.”
Musalan.
En abril cumplo cinco años de haber llegado a México, aunque hace seis años empecé a trabajar con otra galería. Me gusta el efecto que este país ha tenido en mi trabajo, pues como te dije, todo mi trabajo en pintura es personal. Primero empiezo todo un trabajo sobre el equilibrio. Siempre te enseñan que los extremos son malos, entonces al trabajar sobre esto hice una serie titulada Transferencia. De ahí me he aventurado a simplificar mi trabajo – y sigo en este proceso – y al simplificarlo llego a entender que en una línea vertical el centro es el peor de los puntos. Esto dio paso a una serie titulada La danza del equilibrio en la que humanice esa plumada y ahora va como danzando y el trazo ya no va vertical sino bailando. Estas obras me hicieron entender por qué normalmente te hacen partir desde el punto centro. Eso es más fácil que enseñarte a tener la capacidad de saber que puedes estar en los dos extremos sin que ninguno te atrape. El extremo del centro es el más fácil y se convierte en el tercer y peor extremo; es el peor porque es el de los mediocres. Hace que te quedes estático y no te atrevas a ir más allá. Dejar de ser dual, te enseña a ser libre.
México me ha liberado. Cuando pintaba caballos era un esclavo. Pintaba pelo por pelo y no sabía que era un esclavo, estaba obsesionado con el detalle y también pintaba de forma muy diferente pues pintaba con chapopote, brea o alquitrán. Por lo que buscaba un tema difícil como el caballo y con un material poco usual y eso era mi vida. Complicado. Al llegar a México, poco antes de la pandemia, por medio de la galería, llegó una comisión poco usual para pintar una Pantera Rosa, después el esposo de esta clienta pidió un Speedy González y así se fue abriendo el camino para que comenzarán a sugerirme pintar Arte Pop. Eso dio pie a una gran crisis, ya que tras un largo trabajo conceptual, espiritual y de la interiorización del ser, todo esto salió por la ventana. Llame a mis seres queridos como la mamá de mi hija, un gran amigo y más y ellos me dijeron: Musalán, usted es capáz de hacer lo que quiera, entonces empecé a buscar y empecé a trabajar el Pop, que aunque nunca me ha gustado, me llevó a hacer arte pop un poco más satírico, más sarcástico y alejado del pop característico que critica las marcas y el consumismo.
No pinto lo que veo, pinto lo que siento.”
Musalan.
Llegar a Coyoacán y empezar a tomar fotos con el celular despertó la inquietud de iniciar mi serie con todo este costumbrismo y color que describo en en mi texto curatorial: Mi mente y mis manos permiten que esta amalgama de sensaciones fluya hacia el lienzo, cómplice y testigo de la revelación de ese otro pintor que desconocía. Hoy, con amor y humildad, comparto con usted, apreciado observador, al pintor que ha emergido en este viaje.
Actualmente estoy trabajando en una nueva serie en la que nunca nada volverá a ser igual. Deje de ser esclavo para empezar a vivir el famoso Aquí y Ahora del que tanto hemos escuchado. Siempre hemos escuchado esto pero entenderlo es muy complejo y adoptarlo y adaptarlo es aún más. Para mi no hay nada que me haga más consciente de esto que mi trabajo. México me ha permitido ser muy libre. Me ha quitado esas ganas de siempre complacerme y me ha rodeado de gente maravillosa que me ha abierto su corazón.
En las piezas de la Galería Bloomberg podemos encontrar obras que muestran el camino que he recorrido para encontrar mi verticalidad y llevarla de un punto fijo hasta evolucionar para encontrar la consciencia de darte cuenta que ya no necesitas ser esclavo de nada sino ser consciente.
Las obras de Musalán invitan a reflexionar en temas profundos como la filosofía, el sarcasmo, la virtud – que es la capacidad de distinguir lo correcto para ti y tu entorno – el autoconocimiento, el costumbrismo y la oportunidad para ser y estar; hacer lo que te gusta y hacerlo con amor. Con los años el talento colombiano ha aprendido a vivir el momento y a compartirlo en lo que pinta.
Las obras de Musalán se presentan como la cuarta exposición de la Galería Bloomberg, curada y presentada por el doctor, coleccionista y galerista, Juan Manuel Chaparro y su esposa Rebeca Silva, quienes abren este espacio de exposición para artistas consagrados y emergentes. Un novedoso foro que busca fomentar el intercambio artístico y cultural en la Ciudad de México. Visita este espacio en Av. del Conscripto No.13, Gral. Manuel Ávila Camacho en la alcaldía Miguel Hidalgo. Ciudad de México.
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Statement, Alan González S. ©